Nos agarramos siempre a algo: a un manojo de llaves, al otro lado de la cama: a los barrotes de un balcón. El vértigo, entonces, es mirar hacia adentro y agarrarse a qué.
Tal vez así comprendas la locura: la ruptura interior: las ostias de la vida.
Tal vez así comprendas la locura: la ruptura interior: las ostias de la vida.