martes, 7 de abril de 2009

veinte


Hay días en que todo amanece con su forma equivocada.
El agua se divierte disfrazando al aire de marea.
Los sueños se despiertan comprobando que no somos más
que una mala pesadilla.
Los huecos moldean nuestros dedos
hasta hacer con ellos la saliva de otro tiempo.
Entre la poesía y el verso del poeta sobran todas las palabras,
entre tu cuerpo y el mío caben todas las distancias.

Días como esos en los que la brevedad es tan larga
que podríamos devolver al miedo su estrecha recta final.
En los que la diferencia dimite de su cargo de unidad de medida
para ser una más entre todas las verdades.
Y en los que cada equivocación es otra forma de evitar el fracaso.

Hay días en que las cosas esas de las cosas amanecen por su parte de atrás.

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