domingo, 28 de diciembre de 2008

doce


Cómo puede ser que llueva tanto
y que apenas nos mojemos,
que apenas un charco de pena y zapatos secos,
paraguas de papel o de piedra o de tijera.

Algo así como el Che Guevara en un pin
en una gorra de Dolce y Gabbana.

En algún momento encontraremos
minutos rotos
y labios que nos besen lejos de los dientes,
al borde siempre de naufragar
en las costas confusas de una mañana cualquiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario